Globalización

Un término muy de moda en esta última década: Globalización. Pero, ¿Qué es la globalización? ¿Cómo influye en nuestras vidas? Estas y otras preguntas han sido debatidas por innumerables economistas, políticos, periodistas y un sinfín de personas de muy distinta clase y condición; y no en vano, pues sin duda, afecta más de lo que creemos en nuestra vida cotidiana.

Empecemos por el principio, ¿qué se entiende por globalización? En la Wikipedia podemos leer:

 “La globalización es un proceso económico, tecnológico, social y cultural a gran escala, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global.




La globalización es a menudo identificada como un proceso dinámico producido principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo democrático o la democracia liberal y que han abierto sus puertas a la revolución informática, plegando a un nivel considerable de liberalización y democratización en su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones internacionales”.

Según esta definición cabría considerar que por tanto existe una unificación social, económica y política. Ahí es precisamente donde nos encontramos con el principal escollo del asunto, y es que según observamos, no se da al mismo ritmo esta unificación a nivel económico que político, y por supuesto nada que ver con el tema social.

Un buen ejemplo de lo dicho anteriormente lo tenemos en casa. La Unificación de Países Europeos, lo que hemos llamado CEE o actualmente Unión Europea, es un buen ejemplo de que esa globalización se ha dado primordialmente a nivel económico, teniendo grandes dificultades para ponerse de manifiesto a nivel político (recordemos la luchas de poder entre países europeos para tener mayor peso específico en la toma de decisiones en el ámbito europeo, o la presidencia rotatoria), y no digamos a nivel social y las grandes desigualdades entre países en este punto.

No nos engañemos, la tibieza que algunos países han demostrado a la hora de arrimar el hombro ante la dura crisis económica actual; las diferencias políticas, queriendo algunos países europeos desmarcarse de otros como si con ellos no fuese el problema o haciendo políticas que perjudican gravemente a la economía global ponen de manifiesto el problema de la globalización cuando la economía, la política y las medidas sociales no van de la mano al mismo ritmo. Y es que el principio de “piensa en global actúa en local”, tan de moda últimamente, no se pone en práctica ante el primer problema que se plantea.

La solución a la crisis es tan fácil o tan difícil como tomar las medidas necesarias para equilibrar economía, política y sociedad. Solo se puede desarrollar una globalización económica sin perjuicio para los integrantes, en un entorno en el que: La política sea pensada para el bien del conjunto global de la sociedad (piensa en global actúa en local) y se tomen las medidas sociales para evitar o limar desigualdades sociales entre países.

Un destello de esperanza para el futuro. La historia aplicada a los procesos lógicos de cambio, hacen pensar que en un futuro más o menos lejano se completará la globalización a nivel mundial en todas sus vertientes económica-social-política. Viviendo entonces la humanidad su etapa de progreso y bienestar más brillante de su historia.

 Publicado el 27 de Diciembre de 2010